Una de las cosas que más cambió el día a día de la ikastola, fue la decisión de que todo lo que se cocinara en el comedor, iba a ser cocinado en nuestra cocina. Es decir, nada de platos cocinados fuera, ni recalentados.
Cada mañana lo mejor de la huerta, la ganadería o del mar, cruza nuestra puerta y va directamente a las manos de Yolanda, quien lo convierte en un menú que sabe igual de bien que huele.